Nayarit, México: Planea tu visita desde Puerto Vallarta

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Resumen del artículo

¿Planeas una escapada a Nayarit desde Puerto Vallarta? Explora su belleza natural, encantadores pueblos y joyas ocultas. Ideal para excursiones de un día o estancias más largas, Nayarit ofrece una mezcla única de relajación costera y exploración cultural.

Veinte minutos después de salir de tu hotel en Puerto Vallarta, cruzas el río Ameca y entras a otro México. Las torres hoteleras de Jalisco desaparecen, sustituidas por una carretera bordeada de palmeras y puestos de fruta a pie de carretera. El aire huele más salado, la selva se vuelve más tupida.

En Nayarit la Sierra Madre se encuentra con el mar, formando laderas verdes que enmarcan playas donde las olas del Pacífico entran constantes y con fuerza. En las caletas se asientan pueblos pequeños, con plazas llenas de murales y arte en chaquira huichol exhibido junto a tablas de surf.

Esto crea una vibra relajada y artística que se siente completamente distinta a la energía de resort que dejaste atrás en Jalisco. Nos encanta lo rápido que puedes hacer este cambio: la línea estatal está a solo 30–45 minutos del lobby de tu hotel. Puedes cambiar los camastros junto a la alberca por calles empedradas antes de que se te enfríe el café de la mañana. Adelante te esperan olas suaves, galerías locales y mariscos chisporroteando en asadores a la orilla de la playa.

Puntos clave para visitar Nayarit desde Puerto Vallarta

Cruza el río Ameca por la Carretera 200 y en diez minutos verás el letrero de bienvenida del estado vecino. El trayecto desde Puerto Vallarta hasta el límite estatal toma unos veinte minutos, y ya sientes cómo la selva te abraza mientras el tráfico se aligera.

Desde ese límite, los tiempos encajan perfecto. Llegas a Sayulita en unos cuarenta y cinco minutos, a San Pancho en cincuenta, y a Punta Mita en aproximadamente una hora a hora y media. La Carretera 200 recorre toda la costa, así que sigues una sola cinta escénica en lugar de navegar un laberinto de vueltas.

No apartes la vista de la costa; las aguas serenas de Bahía de Banderas pronto dan paso a la inmensidad del Pacífico. La razón para hacer este viaje se vuelve clara en cuanto llegas. Los pueblos costeros son más pequeños y caminables, con murales en lugar de torres altas. Las tablas de surf descansan recargadas en las paredes de los cafés y los mercados al aire libre sustituyen los lobbies de los resorts.

Esta diferencia se remonta a la historia. Jalisco creció hasta convertirse en un gran polo urbano, mientras que el estado al norte se mantuvo más rural y conservó lazos fuertes con el pueblo Huichol. Su chaquira y pinturas de estambre siguen llenando galerías locales y puestos en las plazas.

Dentro de Bahía de Banderas el mar se mantiene como un espejo, perfecto para hacer paddle board. Al norte de Punta Mita sube el oleaje y los longboarders persiguen olas largas y rodadas. Detrás de las playas, la Sierra Madre Occidental se alza con fuerza, recordatorio de que estás en un terreno más joven y salvaje que los valles amplios del sur. Las montañas canalizan aire fresco hacia la costa, los volcanes enriquecen la tierra y el océano escribe el resto del itinerario.

Destinos clave que vale la pena explorar

La Carretera 200 corre paralela al mar y conecta pueblitos que te muestran distintas facetas de esta región encantadora. En menos de una hora pasas del agua calma de Bahía de Banderas al oleaje de mar abierto, de plazas concurridas a muelles de pesca tranquilos. Estos son los puntos a los que regresamos cuando queremos que vivas lo que hace especial esta costa.

Sayulita - El colorido epicentro de surf y arte

Hace cincuenta años, Sayulita era una caleta pesquera somnolienta. La carretera Varas-Vallarta de 1965 abrió la selva y los surfistas pronto se adueñaron del quiebre de punta, convirtiendo el pueblo en cruce de artistas, mochileros y cazadores de olas.

Hoy caminas por callejones empedrados llenos de papel picado, pasas por galerías que venden artesanía tradicional en chaquira y llegas a una playa donde las longboards se deslizan sobre olas cálidas a la cintura. Esas olas nobles hacen de este uno de los mejores lugares de México para surfistas principiantes, y las rentas de tablas se alinean sobre la arena desde el amanecer hasta el atardecer.

Entre sesiones le tomas el pulso al pueblo: por la mañana hay puestos de fruta, al mediodía de ceviche y por la noche de tacos, manteniendo el aire impregnado de carbón y cítricos. Los viernes un mercado de productores llena la plaza con café orgánico y textiles hechos a mano, recordándote que los productores locales siguen anclando la escena.

En temporada alta la orilla puede abarrotarse, pero a dos cuadras tierra adentro el ritmo se calma. Nos gusta hacer una pausa en una cafetería de esquina, ver a muralistas trabajar y planear la siguiente remada antes de que suba el swell de la tarde.

San Pancho - El vecino más tranquilo de Sayulita

San Pancho te recibe con una sola calle principal que termina en una playa amplia y, a menudo, casi vacía. El corazón del pueblo es su centro comunitario, EntreAmigos, donde a diario hay proyectos de reciclaje, clases de arte e intercambios de idiomas.

Aquí el surf llega en juegos de olas más cortos y potentes que en su vecino del sur, así que muchos viajeros cambian la tabla por un chapuzón o caminatas al atardecer. El bienestar encuentra terreno fértil: se desenrollan tapetes de yoga bajo techos de palma y cafés de la granja a la mesa sirven bowls de chía junto a taquerías familiares.

Como el turismo crece despacio, los artistas en activo aún viven donde exponen. Piérdete por las calles para ver talleres abiertos o entra a una galería pequeña antes de que comience un set acústico en un bar de playa. El ritmo se mantiene calmado incluso en invierno, haciendo de San Pancho una gran opción para familias y para quien busca una experiencia más lenta.

Otras paradas destacadas

Punta Mita es conocida en todo el mundo por su sofisticación: villas privadas, retiros de cinco estrellas y fraccionamientos cerrados que reciben a celebridades, familias y viajeros que buscan exclusividad sin pretensiones.

Bucerías, a treinta y cinco minutos del aeropuerto, ofrece una primera probada sencilla de la región. Playas largas corren en paralelo a una calle principal llena de palapas de mariscos, y su plaza central es una buena parada para comer rumbo al norte. Bucerías también es famoso por sus restaurantes, sobre todo a la hora de la cena. Desde cocinas de receta familiar hasta propuestas originales y muy populares, es un lugar que hay que visitar al menos una vez para cenar.

Lo de Marcos aparece más adelante en la costa, después de un corredor de huertas de mango. Con menos hoteles y una playa amplia en forma de media luna, a menudo compartes la arena con pelícanos más que con sombrillas. San Blas, a unas tres horas, recompensa el viaje con historia y surf legendario: Las Islitas, justo al sur del pueblo, registró en su momento recorridos que duraban minutos y no segundos.

Entre estos pueblos pasas por la marina moderna y la flota pesquera de La Cruz de Huanacaxtle, por puestos de cocos a la orilla de la carretera y por miradores en el cerro. Cada parada ofrece su propia mezcla de litoral, cultura y ritmo, para que armes el día en torno al surf, la comida o simplemente el camino abierto.

La realidad de llegar a Nayarit

Los camiones locales salen rumbo al norte cada 20 minutos. Son perfectos si hablas algo de español y no te importa ir parado en tardes húmedas. Los horarios son flexibles y no siempre anuncian claramente las paradas.

Los taxis desde tu hotel eliminan la barrera del idioma pero pueden dar un susto en la cuenta, y conseguir regreso después del atardecer se complica. Las apps de transporte funcionan para ir hacia el norte, pero encontrar conductores que quieran regresar cruzando el límite estatal más tarde resulta difícil. Uber e Indrive funcionan sin problema por toda el área (Indrive es la más común).

Conocemos la Carretera 200 como si fuera nuestro propio barrio. La ruta serpentea entre laderas selváticas y miradores súbitos al Pacífico; está pavimentada y es pintoresca de principio a fin. El resplandor del mediodía y el tráfico de fin de semana alargan los tiempos, así que salir antes de las 9 a. m. te deja el sol a la espalda.

Nada de estos obstáculos detiene a los viajeros decididos, pero sí resta energía que preferirías invertir surfeando o probando un pescado zarandeado en la playa. Hemos aprendido que una logística más fluida se traduce en días más plenos explorando la costa auténtica.

Por qué lo hacemos sencillo

Hemos trazado cada curva de la Carretera 200, la vía costera que sube de Puerto Vallarta hacia los pueblos en la selva. Viajar por tu cuenta es posible, pero los detalles se acumulan rápido: los camiones públicos rumbo al norte cuestan entre 25 y 35 pesos y pueden tardar más de una hora, a veces con lugar solo para ir de pie; los taxis hacia el cercano Nuevo Vallarta arrancan alrededor de 215 pesos y las tarifas suben en cuanto cruzas el límite estatal. Rentar auto no resuelve los problemas de estacionamiento que te esperan en calles empedradas y angostas.

Te quitamos esas complicaciones. Tu chofer se encarga de las casetas, las curvas y el estacionamiento mientras tú te concentras en lo que viene. En el camino escucharás las historias detrás de los motivos tradicionales de chaquira pintados en capillitas a pie de carretera. El trayecto se vuelve parte de la aventura, no un obstáculo.

Tres formas perfectas de vivir Nayarit

Puedes irte hacia el norte desde Puerto Vallarta por tu cuenta, pero la carretera se disfruta más con alguien que conoce cada curva y cada cambio de marea. Operamos dos salidas distintas que te permiten sentir la región como debe ser: con lodo en las llantas o con el arte local en la mente.

Ruta de Aventura – Tour en ATV por Sayulita

Tras una charla de seguridad, te acomodas al volante de un vehículo side-by-side (SxS) y sigues a nuestro guía hacia la selva tupida. El camino sube entre palmares y huertos de mango que evocan los primeros días del surf, contados en crónicas de la historia de Sayulita.

La tierra roja se vuelve arena compacta cuando la cresta se abre a panorámicas del Pacífico. Te detienes para fotos donde la selva cae al agua turquesa y luego desciendes hacia el pueblo para una caminata guiada entre calles empedradas y murales coloridos. Incluye casco, lentes de protección y agua fría. El recorrido requiere condición física moderada y dura unas cinco horas de puerta a puerta. Terminas salado, empolvado y sonriendo de oreja a oreja, con el sonido de las rompientes a lo lejos.

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Ruta Cultural – Tour Sayulita & San Pancho

Súbete a nuestra van amplia y mira cómo la Carretera 200 deja atrás las torres hoteleras y se convierte en pueblos enmarcados por palmeras. En cerca de una hora llegas al caleidoscopio de tablas de surf, puestos de artesanías y fruterías matutinas que definen esta cultura costera.

Tu guía te explica los símbolos del arte tradicional en chaquira, vinculándolos con tradiciones vivas preservadas en la Sierra Madre y documentadas por especialistas del arte indígena. Tras tiempo libre para unos tacos o un chapuzón rápido, seguimos diez minutos costa arriba hasta el tranquilo San Pancho.

Aquí conoces artesanos que están terminando tablas de estambre, recorres una galería comunitaria y pruebas café tostado ahí mismo. El ritmo más pausado te deja sentir la vida del pueblo sin prisas. Esta salida de seis horas va toda por pavimento y es apta para carriolas. Regresas a Puerto Vallarta con los bolsillos llenos de recuerdos hechos a mano y una comprensión más clara del alma creativa de la región.

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Ruta del Mar - Marietas Eco-Discovery Tour

Súbete a una embarcación escénica que te lleva por las aguas turquesa del Parque Nacional Islas Marietas, un santuario protegido por la UNESCO. Mientras navegas hacia las islas, tu guía comparte historias fascinantes sobre las formaciones rocosas y la vida marina que hacen único este sitio. Harás snorkel entre arcos de roca submarinos, encontrándote con peces de colores y quizá hasta delfines.

Durante los meses de invierno, mantén los ojos atentos para ver ballenas jorobadas saltando a lo lejos. Después de explorar las islas, la embarcación pone rumbo a la apartada Playa Majahuitas, donde puedes relajarte en la arena, hacer paddleboard o kayak en aguas cristalinas.

Disfruta una comida tipo BBQ mientras contemplas la calma del entorno. Esta aventura ofrece una mezcla perfecta de naturaleza, fauna marina y relajación en uno de los rincones más bellos de la Riviera Nayarit.

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Planea tu día

Un poco de preparación mantiene la atención en los puntos de surf y los antojitos, no en pendientes. Los pueblos de playa llevan su propio ritmo, así que empaca de una vez y disfruta el camino.

Artículos esenciales: lleva pesos extra porque los cajeros pueden quedarse sin efectivo por la tarde y muchos cafés solo aceptan efectivo. Los tenis cómodos funcionan mejor para las calles empedradas e irregulares, mientras que una lycra o camisa ligera de manga larga tipo rash guard te protege del sol. No olvides sombrero y una chamarra ligera para la sombra fresca de la selva y el transporte con aire acondicionado. Una funda impermeable para el celular viene de lujo para chapuzones rápidos y paseos en lancha improvisados.

Bájale al ritmo, comparte sonrisas de “mañana, con calma” con los comerciantes y deja que el paso del lugar reajuste tu reloj. Pregúntale a tu guía por los símbolos tradicionales de la chaquira que veas en los mercados, porque cuentan historias que querrás recordar. Toma el día como reconocimiento: los pueblos que pruebas en un solo circuito diurno suelen convertirse en los lugares a los que los viajeros vuelven por una temporada.

publicado el 14 de noviembre de 2025

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